Unas cupcakes de agradecimiento.

  Estas cupcakes las he hecho un poco contrarreloj, son para una amiga de mi madre. Mi madre, menudo personaje es, se trata de una  de estas personas que puede subir a un autobús y antes de llegar a casa es capaz de haber entablado amistad con las mitad de las personas que van en él, por muy lleno que vaya, no puedo dejar de confesar que en alguna ocasión me ha hecho sentir fatiguita, como decimos por aquí a la vergüenza, sobre todo a esas edades en las que ya de por si te sonrojas con nada.

  Tiene ya sus añitos, pero no los aparenta en absoluto y seguro seguro que hace una carrera con cualquiera y gana, siempre va andando ligera, como con prisa a todos sitios, tanto que cuando bajo al centro con ella tengo que frenarla y decirle: "Mamáaaaaaaa, ni que tuvieras un regimiento de niños en casa esperando para comer".

  Ella, igual que mis tías (en el fondo las 4 hermanas se han parecido mucho siempre), es incapaz de llegar a tu casa y presentarse con las manos vacías, aunque sólo venga a ver un momento a los niños siempre llega cargada con bolsas. Es muy, pero que muy exagerada, jajaja..., perdonad que me ría sóla, pero es que se me está viniendo la imagen de mi tía bajando del autobús con unos pedazos de bolsas, es que traía hasta los avíos para el puchero y los sobrinos nos metíamos con ella diciéndole que si sabía que en Málaga también había mercados. Era mi tía Mariana, la hermana más mayor y todas las demás conforme van pasando los años se van pareciendo cada vez más a ella de forma irremediable, lo que nos hace reir a todos los primos una barbaridad.

  Bueno, pues mi madre se había comprado un horno de esos pequeños de convección en un viaje a Palma de Mallorca, uno de los que organiza el IMSERSO. Y cuando va a llevarle un detallito que había comprado allí a una amiga y le cuenta lo del horno, pues le dice que lo anule, que su marido los vende y que le regala uno a ella. Así que esta misma mañana hemos ido con ella a recogerlo y le hice estas magdalenas a la señora para agradecerle el detalle que había tenido con mi madre (como podéis suponer ella tampoco iba de vacío). Han sido en plan express así que ni fotos de paso a paso ni na, que no me daba tiempo, pero os pongo la receta, es una de mis favoritas, la de arándanos, tan suaves y con ese saborcito de los arándanos, ummmmmm

 Ingredientes:

* 325 grs.de harina.
* 135 grs. de azúcar.
* 2 cucharaditas de levadura.
* La punta de una cucharadita de bicarbonato sódico.
* Otra punta de cucharadita de sal.
* Un huevo.
* 80cc. de aceite de girasol.
* 240cc. de buttermilk.
* Una cucharadita de esencia de vainilla.
* 250 grs. de arándanos frescos ( yo los he utilizado en conserva, los lavo muy bien bajo el chorro de agua fría y los dejo escurrir mientras voy haciendo la receta).

  Elaboración:

- Precalentamos el horno a unos 180ºC.
- En un bol, mezclar todos los ingredientes húmedos: el huevo, el aceite, la buttermilk y la esencia de vainilla.
- En otro bol mezclar todos los ingredientes secos: la harina (tamizada), el azúcar, la levadura, el bicarbonato y la sal.
- Una vez hecho esto incorporar los ingredientes húmedo a los secos y mover con la ayuda de una lengua,   mezclar con cuidado, no importa que queden grumos, ya desaparecerán en el horneado.
- Ahora añadimos los arándonos y seguimos moviendo con la lengua sin mucho ímpetu, con movimientos envolventes.
- Rellenamos nuestras capsulitas con la mezcla y al horno, a 180ºC, calor arriba y abajo, unos 20 minutos.

  Como iba con prisas como ya os he comentado he utilizado lo que me quedaba en la nevera del frosting de Betty Crocker de las últimas que hice y le he dado el toque azul con un spray lustre que me trajeron los Reyes, es comodísimo, en un segundo lo tienes coloreado, y con ese brillo tan bonito. Después un poco de azúcar coloreada de azul y ala, listos.

  Yo creo que mi madre iba más agradecida que la señora a la que se las hemos regalado, el hecho de que no haberle dicho nada antes y haber aparecido con la cajita para que se las diera le ha encantado. Le gusta mucho presumir de las cosas que hago, así que imaginaos lo contenta que se la veía llevando la cajita.